martes, 23 de noviembre de 2010

Las heladerías de barrio construyen marca y despegan

Sólo en el GBA existen unas 2.200 locales con elaboración artesanal. Algunas, como Grido, lograron expandirse por todo el país.

PorANDRÉS MAZZEO
ESPECIAL PARA CLARIN


Las heladerías artesanales redoblan la apuesta, se expanden y presentan batalla. En algunos casos, como el explosivo crecimiento de la cordobesa Grido, aprovechan los conocimientos de la elaboración casera para construir marcas sin grandes inversiones. "Las cadenas como Freddo, Pérsicco, Chungo y Volta son un fenómeno porteño y varias de ellas se achican porque tienen problemas de costos. Hay cientos de heladerías de barrio que no facturan tanto, pero su rentabilidad es muy alta", interpreta el consultor especializado Sergio Mantello.

En el inicio de la temporada, los números están así: Freddo (60 sucursales) y Chungo (16) tienen módicos planes de expansión. El resto está en vías de achique: Pérsicco cerrará dos locales ("porque no podemos pagar esos alquileres", dicen sus dueños), Munchi´s en sólo de años pasó de tener 24 a la mitad, y el resto de las cadenas tiene 10 locales, o menos. Por otro lado, la AFADHYA (Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines) estima que sólo en el GBA existen 2.200 heladerías, una cifra que no incluye las cadenas de helado industrial de bajo costo.

La clave de los heladeros de oficio, dicen los analistas, es tener todo bajo control. "Yo tenía varios locales, pero largué todo y me quedé con una sola heladería (Sandro), donde controlo todo. Para mí, la rentabilidad pasa por tener una sola heladería, bien atendida y por su propio dueño", asegura Marcelo Tedeschi, con más de 45 años en el rubro y presidente de AFADHYA.

Aunque proviene de una familia de heladeros, Christian Macarrone representa a la nueva generación en el oficio, y creó Torrente, cuyo cuartel general está ubicado en Villa del Parque. "Como somos una empresa familiar, no podemos atender a más de tres o cuatro heladerías. Y la pérdida de control del negocio lleva al fracaso", asegura.

De todos modos, el potencial de producción de estas pequeñas fábricas les permite vender excedentes a terceros (bajo marca blanca), o a sus franquicias. "No tenemos problemas con la producción", grafica Macarrone.

En Chungo, otra de las marcas barriales con varios locales franquiciados, coinciden: "Mantenemos el espíritu familiar y no tenemos un grupo inversor detrás", advierte Mariana Rojas, responsable de Marketing de la firma.

Hablar del valor del kilo de helado es un clásico en cada inicio de temporada. En las cadenas premium ronda los $70 pesos, casi lo mismo que en los tiempos de la convertibilidad, pero para muchos, el precio debería ser más alto.

En la vereda de enfrente de las heladerías artesanales está el helado industrial, un segmento en el cual también hay pelea entre los productos premium y los de precios bajos. El paradigma a nivel nacional de esta competencia es la cadena cordobesa Grido, una empresa que opera con 1.000 sucursales, y está presente en más de 300 ciudades del país y ahora proyecta en esta temporada abrir unos 50 locales en el GBA en zonas de clase media, y media-baja. Su principal espada: el kilo de helado a $25.

Guillermo Parada, gerente Comercial de la marca para Buenos Aires, asegura que Grido "es tan artesanal como esas heladerías barriales que tienen un solo local".

Del bando de la producción industrial el panorama es más claro. Entre lo que se vende en el canal retail y en kioscos (impulsivos) se calculan unos 100 millones de litros anuales de producción, con ventas repartidas entre tres principales jugadores: Frigor (de Nestlé), con la mitad; Ice Cream, con un 25 % (factura unos $115 millones anuales), y luego Arcor.

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